Un fraude alimentario es el suministro de un producto alimenticio que no es de la naturaleza, sustancia, o calidad definida o acordada y que supone un engaño para el comprador o el consumidor. Consideramos oportuno no limitar esta definición a que haya una intencionalidad, así pues, además de tener en cuenta que el engaño puede derivar de una acción deliberada que se realiza con la intención de obtener un beneficio económico también hay que valorar que derive de malas prácticas de elaboración, manipulación o control. Según la naturaleza del fraude puede dividirse en intencionado e involuntario. Este curso establece pautas pensadas para que cada empresa las adapte a su situación particular. Es de suponer que las empresas participantes en estas sesiones tienen un genuino compromiso con sus consumidores, así pues, el único fraude intencionado que se contempla y se quiere evitar, es el realizado por sus proveedores.